Saludos. Vivimos sostenidos por la verdad y en ella caminamos hacia el encuentro de más verdad y así es cómo vamos entrando en el Reino de lo Verdadero indexando en el mundo de la apariencia por Ley Espejo hasta encontrar escombros descafeinados de lo que fuera una duda del ser y del hallar en una nueva sombra que se abre y queda. Detrás está todo el trabajo realizado en los eones de los siglos que ha sido paso y peso, suma y sigue.
Lo que hemos sabido del amor, lo que el amor nos ha dado, lo que atesoró nuestra alma y la incendió y sus bujías planas marchando en la función de la vida en optimismo y célula nerviosa que se replica y existe y es lo que somos o parecemos ser, hasta la nada no, hasta el consorcio de los despojos. Alumbrados que enfilan su camino cómo masa social, cómo luciérnaga de luz, cómo fábula dorada para contarnos el perdón y el descanso, entre la tibieza de los momentos dados y la frialdad de los excesos cometidos también.
Es todo ello también y el no y el sí y lo que no es no ni es sí pero que también niega o afirma.
Alarma mundial, alarma del despertador, alarmas de los coches, alarmas de los relojes, números digitales, número de los años. De la sensatez al estrés, del estrés a la sensatez para poder con todo, para enlazarse en el nudo del mundo.
¿De dónde venimos es dónde hemos estado? ¿De dónde venimos es dónde no hemos conocido?
La acción y la palabra, pero la palabra no es la acción.
Y eso podría ser todo ya pero nada queda porque todo fluye, todo ha cogido un ritmo rápido, vivimos en la aceleración, no en la tecnología de la aceleración sino en el rápido discurrir y discursar del tiempo que nos acoge o nos arrastra o nos frena, nos frena con impulso hacia los espacios sagrados donde trasnmitir y poder comunicar...¿Para decir qué? Para decir lo que no sé, para decir lo que no se conoce, para decir lo que ya se sabe ya, lo que se ha sabido siempre, lo que nunca se ha conocido.
Y entonces la explosión y entonces el terreno cede y entonces las casas se derrumban y las bombas caen y entonces los ejércitos toman sus posiciones y las bolsas también caen y abres un libro y te olvidas de todo y abres un libro y empiezas a soñar porque abres el grifo--también abres el grifo-- y sale agua y porque abres el frigorífico y ves comida y porque pulsas un interruptor y hay luz eléctrica en tu casa, pero afuera no hay nada de todo eso y piensas...¿Hasta cuándo?
Y un día de aceras recalentadas y de sol mudo lo pierdes todo cómo el momento en que también ya todo lo perdiste y puedes pensar en comenzar, en comenzar de nuevo, repartir tus fragmentos por la inmensidad del cosmos en forma de palabras y esperar que las palabras se hagan luz y a la luz que llegue a los corazones.
El mundo espera una gran guerra, sin esperanza.
El mundo espera una gran guerra, ya no espera otra cosa.
Y hay ensaimadas para cenar.
Con una mano trazas un círculo y luego el círculo se cierra cómo tu mente lo contiene todo, el pensamiento es menor comparado con épocas pasadas, pero ya es bastante instalado en la tuya.
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