He pasado un rato divertido leyendo la biografía del Conde de Saint Germain, la vida de los grandes hombres que han existido en la humanidad nos dan la clave para entendernos a nosotros mismos, lo que nos rodea, lo que nos sucede, la manera en la que vivimos, cómo vivimos y lo que queremos alcanzar.
Este cortesano del rey Luis XIV al parecer poseía el secreto de la inmortalidad.
El libro, ahora descatalogado, titulado "EL ENIGMÁTICO CONDE DE SAINT GERMAIN" ofrece un análisis interesante de la mentalidad y perspectiva de la época, pero yo he extráido una enseñanza particular que comparto con vosostros.
A la base el Conde de Saint Germain, era tintorero. Eso es lo que se saba de él con absoluta certeza y lo demás tal vez sea una leyenda.
Saint Germain tenía una tintorería en un pueblo de Italia, es decir, se dedicaba a teñir los tejidos de la ropa de los nobles y cortesanos de la época según variara en modas. Siempre era bien pagado y, cómo la moda cambia, siempre tenía dinero en abundancia lo que le permitía viajar por el mundo, conocer gente y dedicarse a sus excentricidades.
Para darse el pote, con razón o no, hacía correr la voz de que teñía la ropa mediante sofisticados conocimientos alquímicos, ciencia ésta--la alquimia--que él dominaba perfectamente en consonancia con otra serie de conocimientos esotéricos. De esa manera pudo establecer relaciones íntimas con la marquesa de Pompadou y con otras marquesas de la época a las que él entretenía con sus dotes de vidente y a las que hablaba en varios idiomas que él conocía perfectamente porque eran "recuerdos de sus vidas pasadas", ya que él había reencarnado innumerables veces y por eso era tan inteligente y tan sabio. Las marquesas estaban encantadas...
El problema es que por tener éxito con las mujeres y dinero y al parecer--demostrado o no--orígenes nobles, se procuró la enemistad de otros "nobles" y acabó siendo acusado de espionaje en Bruselas por una indiscrección que le pudo haber costado la vida, así que, en busca del conocimiento acabó viviendo en un castillo en Francia y dicen otros libros que se hizo amigo del marques de Sade, pero éste libro en cuestión no toca ese tema, lo que sucede es que era el propio marqués de Sade el que se jactaba de conocerle cómo se recoge en alguna de sus biografías pero hasta la fecha no se ha podido demostrar nada.
Lo que sí que es cierto o debe serlo es que el periplo del Conde de Saint Germain arranca en Francia procedente de un lugar ignoto del que no se tienen datos contrastados y adquiriendo conocimientos alquímicos pone un negocio en Italia, se mete en un lío en Bruselas y vuelve a Francia para huir después a Italia y tener que viajar hasta la India pasando por el Tibet, adquiriendo en alguno de sus viajes ni más ni menos que la inmortalidad y cambiando de nombre infinidad de veces hasta que se descubre en algún lugar de Bélgica hay un viejo portugués que dice tener más de doscientos años y sus enemigos saben que "sólo puede tratarse del Conde de Saint Germain, que ya debe estar mayor..."
Hay dos cosas que valoro sobremanera de la vida del Conde de Saint Germain--realmente son tres pero sólo voy a escribir de dos, jejeje--, a saber:
A) SU BASE PRÁCTICA: Está demostrado que él era un tintorero que supo vender muy bien su negocio, lo que le reportó beneficios suficientes para tener un tren de vida que le permitiera pasar por un noble incluso en el caso de no haberlo sido, amén de conocer mundo, países, personas y lugares.
B)SU CURIOSIDAD INTELECTUAL: En la India Saint Germain conoció el tantra, en Francia y Bélgica a los rosacruces, en el Tibet EL ARTE DE CONSERVAR LA ENERGÍA Y LONGEVIDAD...Conoció la alquimia--luego era científico también--y fue hombre de letras, educado y escogido, y taumaturgo, que no quiere decir que diera masajes, jejejeje.
LA LECCIÓN QUE YO HE APRENDIDO CON LA LECTURA DE ESTE LIBROS ES QUE HAY QUE SER PRÁCTICO, QUE LA CURIOSIDAD INTELECTUAL NO LO ES TODO, QUE HAY QUE TENER UN OFICIO QUE NOS PROPORCIONE UN MEDIO DE VIDA Y LUEGO DESARROLLAR NUESTRO INTELECTO PERO CÓMO UN TRABAJO QUE PUEDE DURAR TODA LA VIDA, ASÍ VIVAS DOSCIENTOS AÑOS.
Es decir, que recomiendo el libro.
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