No está suficientemente estudiado que el afecto pueda determinar diversas formas de conocimiento, la tesis de que se busca un conocimiento con el objeto de conseguir afecto no está suficientemente validada. Lo que sí que se sabe es que la mente emocional puede determinar el nivel que queremos alcanzar de conocimiento. La gente siempre parece dormida a primeras horas de la mañana, la actividad del cerebro tiene que despertarse, lo que no sabemos es si a lo largo del día nuestro cerebro está siempre al cien por cien de su capacidad, lo cuál es mucho decir pues siempre utilizamos tan sólo un tres por ciento de las capacidades de nuestro cerebro, la Alta Inteligencia es excepción y por otra parte habría que investigar los trasuntos de la emoción y la emotividad que determinan los procesos complejos cognitivos. Aunque suene duro decirlo, un niño que ha crecido sin afecto en su infancia es más torpe, es más tonto. Una sociedad agresiva, deshumanizada y violenta también nos puede volver más estúpidos, nos puede animalizar y al volvernos instintivos perder el control consciente de nuestros procesos cognitivos, de nuestra capacidad de pensar. Que en la Grecia Clásica todos fueran filósofos y muy inteligentes peripatéticos se debía a que todos vivían en abundancia con una salud magnífica y sin apenas estresarse por trabajar siendo su mayor deseo tan sólo saber si se era feliz o no.
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