Él lo llamaba "Mantenerse en la incertidumbre" y todo consistía en no tener ningún credo, no tener ninguna creencia, no profesar ningún tipo de fe.
Pero la incertidumbre exigía también no tener ningún tipo de color político, no apoyar ni adherirse a ningún tipo de partido político, no ser de ningún tipo de partido político y en último extremo, y ésto por necesidad, no tener ninguna ideología.
Pero aún hay más: después de no tener ninguna ideología ni ninguna creencia tampoco debíamos tener ninguna filosofía, incluso la suya, de ser un tipo de filosofía, tampoco debíamos tenerla en cuenta.
Nadaríamos de esa manera en una especie de una gran nada, una gran nada que lo llena todo de sentido pues no sabemos nada del mundo que nos rodea ni del más allá, no tenemos ninguna certeza y si al final tampoco tenemos ninguna esperanza de la misma manera tampoco tenemos ninguna desesperanza.
¿Pero hasta qué punto no podemos tener ninguna creencia? ¿Podemos acaso no creer que vamos a morir un día? ¿Podemos acaso no creer que existe una Inteligencia Universal superior a nosotros y que podemos denominar Dios? ¿Podemos no creer en el alma y asimismo podemos no creer en el cuerpo?
Pero ésto no es nuevo, ya Descartes nos hablaba de un diablo burlón que nos hacía no creer en nada, pero, y a la contra, para Nietzsche este diablo burlón era el que te hacía creer.
DIOS APARECE CUANDO DISOLVEMOS LAS CREENCIAS, LAS IDEOLOGÍAS Y LAS FILOSOFÍAS
De alguna manera lo que nos viene a decir este Maestro Espiritual es que Dios es lo único que existe, que Dios es la única Verdad y que Dios lo es Todo. Podemos eliminar todo de la ecuación excepto Dios y es precisamente por eliminar todo de la ecuación por lo que aparece Dios.
Pero, y ésto es lo mejor: ¿No viviríamos en un mundo más civilizado si nadie tuviera ningún tipo de credo, ni de fe ni de ideología e incluso filosofía? ¿NO NOS CONVERTIRÍA ESTE EJERCICIO MENTAL EN PERSONAS ESENCIALES?
Y SOBRE TODO MUCHO MÁS PROFUNDAS.
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