El empirismo debería ser la única filosofía con vigencia y credibilidad, poder comprobar por la experiencia aquello en lo que crees, lograr una confirmación, lograr una prueba empírica. Por ejemplo que los buenos actos tienen su recompensa y también que los malas acciones tienen su castigo. Y todo ya bien en esta vida o en la otra, karma, la gente cree en el karma. El Dios creador del universo es un Dios bueno aunque por encima de él se encuentre el Dios verdadero, eso lo saben los hinduistas. Pero en occidente a nivel esotérico al Dios creador del universo se le considera un arconte por dejarnos presos en la cárcel de la materia. Los hinduistas asumen que ésto es así y no hacen violencia, son humildes y ya tienen asumido que la realidad espiritual es así. De la misma manera que para Oriente existe una astrología del Veda basada en el zodiaco sideral y no en el tropical, para Occidente existe la crrencia esenia y gnóstica del arconte creador del Cosmos al que no se le considera un Dios bueno cuando de hecho lo es para más de 1500 millones de personas en Oriente. Tenemos muy encontradas y contradictorias maneras de pensar y que son muy contrapuestas y no queremos reconciliar posturas pero es que ni siquiera nos sentimos volubles o vulnerables de que ésto sea así, es la soberbia del hombre blanco, occidental, europeo, patriarcal y protestante o católico. De alguna manera hemos dejado como ignorancia creencias y filosofías que tienen una mayor antigüedad y por lo tanto una mayor preponderancia que las sumadas a nuestras costumbres y no olvidemos que la Grecia Clásica de la que beben todas nuestras democracias y filosofías que consideramos superiores tuvo por maestro a todas las regiones del Indostán y del valle del Ganjes. Babilonia la Grande vino mucho después y era pagana y hechicera y por eso tuvo que ser destruida y redimida pero en su base más profunda había una astrología caldea que sobrevivió a Lemuria y Atlantis, un conocimiento atávico y ancestral que tuvo ya que ser destruido pues traía un conocimiento que las élites sabían que no tenía que tener el pueblo, y en la ignorancia y el miedo nos han mantenido desde entonces.
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