Nada más nacer nos asignan unas creencias, una religión, un partido político, una ideología y algunas veces incluso nos asignan un oficio o una profesión.
Nos ponen un nombre que realmente no es nuestro nombre, nos ponen un nombre que es el nombre de nuestro abuelo o es el nombre de nuestro padre y de esa forma así también nos asignan un karma. Nosotros al final corremos con el karma, la ideología, la religión y la cultura de todos aquellos que han sido nuestros ancestros, lo entendemos cómo tradición y pensamos que las tradiciones son buenas y tenemos que respetarlas pero si en cambio nos abrimos a un escenario rupturista vendrán otros a darnos otras pautas, otra ideología, otra cultura, otra manera de entender la vida, probablemente otro partido político e incluso quizás otra religión.
Entonces nos salimos de una caja para meternos en otra caja.
Ninguna de las opciones es complicada, todo tiene un formato, todo tiene una dimensión y a veces nos acoplamos a todo aquello que sea para nosotros más cómodo en base a las apariencias gratificantes de un mundo material.
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