jueves, 10 de diciembre de 2015

LA LUNA QUE NO HA DE EXISTIR

Porque yo he amado al más insensato de los hombres, a aquel ser que desataba la locura y yo he querido al hombre mismo que en todos sus predios era irracional y ahora mis sentidos se han vuelto contra mi y me han arañado la superficie del corazón y eso no ha bastado. Todo lo que he sido ya está hecho y el camino está detrás de mi y no enfrente. Nada más que los días que pasan y su apaciguadora medida, es lo mismo que hace años atrás pero todo cambia de la misma forma de que todo es confuso. La horripilante máscara de la que me he alimentado ahora está ahíta de deshechos y no siento sino el placer de descansar de mis palabras. Calentar otro nuevo sol quiero, que esté más lejos y que arda más, un nuevo sol con una nueva luz y un nuevo despertar para el ambiente en el que se han consumido todos los astros. De la ceniza de ese nuevo despertar surge mi voz ahora imitada tres veces de intentos y fallos, para que nada cambie todo debe cambiar. El espejismo se ha vuelto material de una piedra más dura y parece que es el sinsentido lo que en el trance nos alumbra con su luz apasionada y es este estertor de las cadencias de la Tierra devuelto sobre sus mismos pañales empapados para la nueva vida, mas sobre su cabeza el globo de la calavera del hueco y todo nuevo. Amortajada está hora tras hora la luna que no ha de existir, es una fiera que cabalga la muerte detrás de su sombra, a menos que tengamos cien manos con cien puñales cada uno, nunca podremos domeñarla y el pasado representa el esfuerzo. Tened el valor de ser más de lo que aparentáis y daros a esa forma también y con tranquilidad, de vuestro muñeco salte el resorte que os enseñe. Estoy cubierto por la sabiduría de la flor y todo lo que es difícil hoy me muestra su cara y me mira con dos pequeños ojos. Al pasar de la edad todos tenemos que comprender, está agotado el molde y el modelo viene nuevo ya y su figura se llama muerte. La destrucción baja las escaleras con escalones dorados de dos en dos y juega a mayores con nuestras certezas y navega bajo nuestros pesares. No hay un mañana y si lo hay es otro ayer, pero en el fraguar del tiempo ese ayer sólo significa una cosa: una guerra mayor. Si no cantáis con la voz del silencio y no habláis desde los murmullos del miedo no sabréis qué os sucede cuando os suceda, porque todo está cayendo ya y en medio de la broma y la bomba los frailes y los frábiles y también los febriles. Esa mueca de asco ya está gastada cómo la filosofía de sopor civil, el mundo entero está ya en marcha pero es un mundo contra otro mundo y es el mundo que pasa.
Y todo está escrito.

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