domingo, 7 de octubre de 2018

Ruash y Nefesh


Saludos. Ilustro este artículo con una fotagrafía del titular de una revista de hace diez años que advertía que entre Rusia y Estados Unidos podía estallar pronto una guerra nuclear...Un titular de hace diez años, pero podía haber sido de hace veinte años o de treinta...o más. Prácticamente llevamos así toda la vida olvidando lo importante, olvidando nuestra alma, olvidando nuestro espíritu, olvidando nuestra vida emocional.

¿Cuántos años también llevamos oyendo que habrá una guerra entra Irán e Israel y al final no ha pasado nada? Precupémonos de lo importante que es ser cada día personas más sabias y almas más grandes.

En el judaísmo se contempla que existen al menos tres tipos de alma. Para algunos eruditos los dos tipos menores de alma no serían un alma en cuestión, sino derivados espureos de ésta, de menos calado e importancia hasta el punto de que para muchos no se puede denominar tal. La enseñanza es que el alma hay que hacérsela, hay que ganársela. No todo es igual. No todo vale. Nos es dado unos mínimos que luego hay que trabajar, depurar, acendrar.

Ruash: El hálito de vida que es eterno, que siempre trasciende. A un nivel menor se le llama Ruaj, el Ruaj por decirlo de alguna manera es un alma de bajo nivel, la que corresponde a todos por el hecho de existir, que es trascendente también pero que tiene menos capacidad.
Ruash Hakodesh: El Espíritu Santo.
Nefesh: Una verdadera alma tallada con el tiempo, pulida con los años. Que acaba derivando en NESHAMÁ o Mahatma o Gran Alma. 

La consecuencia de todo lo anterior es que EN EL SER HUMANO EXISTEN DISTINTOS TIPOS DE EVOLUCIÓN y que no todos somos iguales, algunas personas son más sabias, amorosas, generosas, desprendidas, abnegadas, altruistas y dadivosas y otras personas en cambio sólo miran por sí mismas y se mueven por la búsqueda del placer y del bienestar material y nada más.

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